Si pensabas que Wicked ya había dado todo el drama posible, prepárate porque la secuela, Wicked: For Good, llegó para darnos justo ese vibe intenso que a los fans nos trae vueltos locos. Cero superficial, cero “todo cute”: aquí los personajes se ponen en modo real y te dejan pensando cañón en eso de quién eres… y quién decides ser.
Elphaba (Cynthia Erivo) sigue huyendo entre sombras mientras se avienta un round directo contra la propaganda mega shady del Mago (Jeff Goldblum) y Madame Morrible (Michelle Yeoh). Mientras tanto, Glinda (Ariana Grande) y Fiyero (Jonathan Bailey) suben al poder como si fueran los nuevos “it kids” de Oz, usados como foils para la supuesta “Bruja Malvada”. Muy aesthetic, pero cero cute por dentro.

El director Jon M. Chu contó que esta segunda parte deja atrás el vibe divertido del primer capítulo para mostrar a nuestros Ozians ya sin filtros, viendo a Oz tal cual es: un lugar con fallas, con broncas… pero también lleno de posibilidades si te atreves a romper el molde. Literal, cada personaje tiene que decidir qué realidad quiere comprar: Boq se va full hate, mientras que Glinda por fin acepta que quizá nunca será “la buena” que todos esperan. Todo muy existential crisis, pero con glitter.
Y sí, el final está de impacto. Resulta que Elphaba siempre estuvo vivita y coleando: fingió su derretida y logra reencontrarse con su bae, Fiyero, que ahora es el Espantapájaros porque ella lo transformó para salvarle la vida. Presuntos muertos los dos, deciden fugarse juntos a un desierto más allá de Oz. Y no, no es un páramo creepy: Chu quiso que fuera un espacio lleno de potencial, como ese lugar desconocido que te da nervio pero también te prende la curiosidad. Su mood: “pongámosle brillo a la arena”.

Mientras tanto, Glinda vive su propio heartbreak creyendo que perdió a su mejor amiga. Y aun así se arma de valentía para regresar a Ciudad Esmeralda, exhibir al Mago como el padre secreto de Elphaba, mandarlo de regreso a su mundo y luego encerrar a Madame Morrible con sus propias palabras. Girlboss moment nivel legendario.
Ya con el control de Oz, Glinda reintegra a los Animales y se planta como una líder buena onda, cero tox, dispuesta a reconstruir la vibra del reino. Sube a la torre del Grimmerie, canta “For Good” con nostalgia total, y en el desierto, Elphaba le responde desde la distancia. Y boom: el libro mágico se abre para Glinda. ¿Milagro? ¿Transferencia de poderes? ¿Glow up espiritual? Chu dice que no hay respuesta; la magia está en la posibilidad.
Y así, sin más, la película cierra: Elphaba y Fiyero caminando hacia lo desconocido, y Glinda brillando con el Grimmerie como si por fin hubiera encontrado quién quiere ser. Un final que no te da todo servido, pero sí te deja con ese “uff, qué fuerte” que solo Wicked sabe entregar.







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