Sabrina Carpenter está en su era más libre, cero filtros y cero ganas de encajar en el molde que algunos siguen empeñados en ponerle. Y es que, aunque cueste creerlo, todavía hay gente que no supera que la cantante de Manchild alguna vez fue la teen rebelde de Girl Meets World. Pero ella, con toda la vibra fresh y ese humorcito tan suyo, ya dijo que no piensa cargar con las expectativas del resto.
Sabrina soltó que todo el drama con sus letras más spicy ni siquiera es por las canciones, sino porque muchos siguen atorados en su pasado Disney. Según la cantante, no es su culpa haber conseguido chamba a los 12 y que ahora no la quieran dejar evolucionar. O sea, superen.

Hoy, ocho años después del final del spin-off de Boy Meets World, Sabrina es totalmente reconocida por su música pop con letras picantes, coreografías que traen boost de energía y ese tono coquetón que ya es su sello. Pero tampoco se trata de que todo sea overshare. Ella misma dejó claro que sí se pone límites y que guarda muchas partes de su vida para ella. Básicamente: si te late lo que ves, cool; si no, tampoco es para ti. Así de simple.
Y ojo, no es que esté buscando reinventarse a propósito ni romper su mini halo Disney con escándalos. Lo de Sabrina es más auténtico: divertirse, dejar que fluya su humor natural y vivir su momento. Incluso recordó que cuando era niña escuchaba a artistas hablar de temas súper adultos sin que eso la traumara o la hiciera brincar etapas. Para ella, los chavitos entienden lo que pueden entender en ese momento y lo demás lo procesarán cuando crezcan. Y tiene razón.
También contó que le habría encantado que se hablaran estos temas con más naturalidad cuando era pequeña, pero que a la gente le da pánico entrarle a conversaciones incómodas. Algo que Sabrina ya no piensa replicar.

Sobre su imagen, la cantante fue contundente: no piensa suavizarse por comodidad ajena. Quiere recordar esta etapa como un momento en el que no se guardó nada, usó las minifaldas que le dieron la gana y habló desde un lugar totalmente genuino.
Eso sí, las críticas no paran, especialmente desde su tour Short N’ Sweet. Basta recordar lo viral que se volvió su performance de Juno, donde cada noche cambiaba una pose distinta para acompañar la letra más atrevida de la canción. Las redes enloquecieron, algunos aplaudiendo la seguridad de la artista y otros diciendo que era too much para un show donde también había menores. Sabrina, como siempre, zen total: Juno es literalmente un track dentro de un set de hora y media. Si la gente decide viralizar justo ese momento, tampoco es bronca suya.
Entre canciones más íntimas, baladitas y momentos introspectivos, la cantante deja claro que ella no manipula qué clips se vuelven tendencia. Lo suyo es subirse al escenario, entregar todo y seguir fluyendo. Así de effortless.

Y si alguien todavía cree que Sabrina se dedica solo a cantar de un solo tema, ella misma lo soltó: si justo esas canciones son las que la gente vuelve hits, quizá habla más de ellos que de ella. Directa, honesta y con un vibe que ya quisiéramos muchos.
Sabrina Carpenter no está pidiendo permiso para crecer. Simplemente está viviendo su vida, y si quieres acompañarla en el ride, bienvenida la vibra. Si no, ella igual seguirá brillando.







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