Antes de ser el rey del mundo en Titanic, Leonardo DiCaprio estuvo a nada de subirse a otro viaje cinematográfico que hoy es leyenda. Sí, hablamos de Boogie Nights. Y la historia detrás de ese casi-casi está demasiado surreal como para no contarla.
Leo recordó el momento exacto en el que Paul Thomas Anderson le soltó la idea: estaban en la sala de su mamá, él tirado en el sillón, y de pronto el director llega con un LaserDisc de Raging Bull y un VHS de porno. Sin rodeos, Anderson le dijo que quería hacer “el Raging Bull de la pornografía”. Cero contexto, cero filtro. Muy cineasta intenso.
DiCaprio, que en ese momento tenía poco más de 20 años y ya venía fuerte con pelis como What’s Eating Gilbert Grape, This Boy’s Life y Romeo + Juliet, pensó: ok, esto suena increíble… pero también complicadísimo. Años después, recordando la anécdota junto a Martin Scorsese —el mero mero detrás de Raging Bull—, Leo admitió que la visión de Anderson estaba pesada, pero también que ambos directores comparten una forma muy similar de trabajar: obsesivos, clavados y cero tibios.

Al final, DiCaprio dijo que no. El papel de Dirk Diggler terminó en manos de Mark Wahlberg y Boogie Nights se convirtió en un clásico instantáneo de 1997, con vibes setenteras, exceso, drama y hasta guiños directos a Scorsese. Todo muy cine de culto.
¿Y Leo? Años más tarde fue honesto y sin drama: su mayor arrepentimiento profesional fue no haber hecho Boogie Nights. Dijo que la película fue “profunda para su generación” y que, aunque no imagina a nadie más que a Mark en el papel, cuando la vio completa pensó: esto es una obra maestra. Dolor bonito, pero dolor al fin.
Plot twist: la vida da vueltas. Este año, DiCaprio y Paul Thomas Anderson por fin unieron fuerzas en One Battle After Another, una comedia de acción con cast pesado que incluye a Sean Penn, Benicio Del Toro, Regina Hall y Teyana Taylor. La peli debutó con 48.5 millones de dólares en taquilla global, el mejor arranque en la carrera de Anderson. Nivel desbloqueado.

Por si fuera poco, la cinta se llevó nueve nominaciones a los Golden Globes, más que cualquier otra película del año, incluyendo categorías para actuación, guion y dirección. O sea, full arrase.
Moraleja: a veces decir que no duele, pero cuando el timing se alinea, el comeback pega más fuerte. Leo lo sabe, Hollywood también, y nosotros solo decimos: qué joya de historia.







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